Conoce la historia de Antonio Pareja, un peruano dedicado al arte de esculpir

Foto Correo

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Con exposiciones individuales y colectivas, dentro y fuera del país, la vida nunca le fue fácil para el escultor autodidacta Antonio Pareja Sulca. Recientemente, una catarata pudo dejarnos sin sus creaciones, pero él le ganó la batalla gracias a una exitosa operación. Mantiene el sueño de una fundación de arte y artesanía para jóvenes.

Pasó por una infinitud de oficios: desde artesano, agricultor hasta conserje de la Facultad de Arte de la PUCP. Y ahora a sus 74 años, Antonio es dueño de un derrotero como el de tantos otros migrantes, a no ser que se volvió un maestro del arte peruano.

Inicios. Desde niño, aprendió el oficio emblemático de su pueblo y su familia: la artesanía y la cerámica. Antonio nació hace 74 años en San Marcos de Huancarucma, en Ayacucho, cuna de su material favorito para esculpir: la piedra de Huamanga.

A los 11 años, empezó el viaje que marcó su cosmovisión. Junto a su hermano Edilberto, su padre Martín Pareja y su abuelo Alejandro, caminaron siete días desde Ayacucho hasta que las ojotas se les acabaron. Un camión que transportaba ganado los llevó a Ica.

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